Vivimos en un mundo caótico, violento, en crísis, donde todo parece desintegrarse: los valores, la familia, la convivencia pacífica, hasta nuestro hábitat, el planeta Tierra. ¿En qué basar la esperanza entonces? - En la vida, en nuestro potencial humano y divino.
La vida se renueva eternamente, todo caos se resuelve en un orden superior y las crísis son obstáculos que traen oportunidades para la evolución del ser humano, para el crecimiento espiritual.
Somos semillas plantadas en el universo, una gran posibilidad, pero el desarrollo del humano, la expansión de su conciencia y la adquisición de valores humanos no se dan automáticamente, son el resultado de una voluntad de trabajo consciente y constante, como decía Gurdjierff "No hay nada que pueda convertirse en una propiedad inalienable para el hombre, sin trabajo de su parte".
El reto de la educación para el nuevo milenio es expandir nuestro nivel de conciencia de lo personal a lo universal, que nos lleva a amar al prójimo como a nosotros mismos, como enseñó Jesús el Cristo, que nos conduce más allá del ego, de la ilusión de separatividad, la cual nos llena de miedos y agresividad.
Dicen los antiguos Upanishads hindúes: "Qué ilusión o aflicción podrá rozar a quien ve la unicidad, a aquel cuyo Sí Mismo ha llegado a Ser todos los Seres".
La educación no debe ser solo para ganarse la vida, sino para la vida.
Educar no solo es transmitir conocimientos y llenar la mente de información, sino extraer lo que está latente en el ser humano, a que este se encuentre consigo mismo, que escuche la voz interior, su vocación y pueda servir a sus semejantes.
Por todo ello muchas felicitaciones a Satisadhana. Maestra y colaboradores
Jorge Maldonado
No hay comentarios:
Publicar un comentario