Esta es una novela que he escrito hace tiempo, se las iré publicando semanalmente, por si la quieren seguir. Saludos y Mucho Amor.
Susana.
Allí donde despiertan las almas
Se encontraba dando vueltas. Tomado de las
manos, por esa gran Diosa, acariciado por su sari, que resplandecía bajo el sol
del mediodía. Su madre, celosa, los observaba desde la oscuridad, con deseos de
unírseles; de repente, la divinidad dejó de girar; la madre volvió a la cama y
siguió llorando. Él solo se quedó parado observando hasta que los ojos se le
cerraron, tiernamente fue elevado, primero, un sueño profundo de miles de vidas
sucediéndose, alejándose. Muchos amaneceres y ocasos, ordenados en cajitas
dentro del espacio reducido de todos esos mundos. Como levitando fue
acercándose a un suelo extraño y fresco, sus mejillas reposaron finalmente
sobre la tierra insolente y aunque no se atrevía a abrir los ojos, supo que era
de noche, sintió la tristeza de muchos corazones que lo anhelaban en aquella
otra tierra.
Se incorporó despacio, era raro no sentirse
solo, había dejado atrás a sus seres queridos, a aquella diosa que le cerró los
ojos y acunó su viaje.
En aquel lugar se podía ver la nostalgia
abandonada por millones, que aterrizaban, tal como él lo hizo. Comenzó a
caminar, era raro, estaba oscuro, pero podía verlo todo; bajo sus pies la grava
parecía como de algodón, no hacía ni frio ni calor, el aire era tibio y consolador,
como una de esas tardes de verano en el
jardín botánico, cuando paseaba dentro de su cochecito, abrazado a su
conejito protector. Había personas aquí y allá, algunas pensativas, otras,
medio aturdidas, todas sanas y tal vez relucientes.
De pronto recordó que alguna vez, no tan
lejos, sintió dolor. Un hombre lo suficientemente mayor como para ser su
abuelo, le preguntó si quería compañía. Dijo que sí y aprovechó para preguntar.
-¿Quién eres?-
-Aunque te parezca muy familiar, tú no me
conoces.- Le respondió el Señor Amón, no quiso decirle que por indecisión lo
estaba esperando.
-¿Dónde estamos? Se animó a decir, aunque
muy dentro de él sabía la respuesta.-
-No te diré dónde estamos porque el lugar
no tiene importancia, solo admitiré que mi misión es guiarte un tramo del
camino.-
Amón le explicó que
en ese lugar, no era obligatorio ni el dormir, ni el despertar; no existía ni
la luna ni el sol, no eran necesarios; pero si por alguna razón él quisiera
observarlos, solo tenía que pensar en ello.1.-continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario