El misterio de la Mariposa
Saivita, el niño, jugueteaba con una
hermosa mariposa tornasolada. Ella le enseñaba la maravillosa aventura de vivir
solamente el día, sin pensar en algún futuro; los momentos de éxtasis de bocas
abiertas por el asombro, se cerraron cuando a lo lejos se diluyó el muro de
piedra y aparecieron partes de un pasado que pudo haber sido suyo, más el
niñito, no supo experimentar el dolor que alguna vez pudo haber sufrido,
simplemente, se mantuvo allí observando, como quien se pregunta el por qué
resulta tan familiar una escena distante. Del otro lado cientos de almas, como
dentro de un reloj contante, a la expectativa de pequeñas manecillas que
pudieran juzgar toda una eternidad, como si existiera una vida, como si fueran
dueñas de un tiempo que es pura fantasía.
-El tiempo, parece tan real como esta misma
mariposilla, las horas pasan para que uno se lamente por lo que se ha perdido, los
minutos vuelan porque parecería necesario preocuparse por un destino, ¿Pero
existe tal misterio? ¿Sabe la mariposa que ha de morir mañana? O simplemente
disfruta de las alas que hoy le pertenecen. ¡Mañana quién sabe!- Canta el viejo
Amón a Saivita, mientras se aleja
salticando.
En lo más verde de una rama que caía sobre
los bancos de piedra, una crisálida quiescente es saboreada por una tarántula;
tal vez ella sí sepa del futuro.
Otra celdilla a su lado es salvada por
Amón, pendiéndola de su dedo índice, el desarrollo y la variación de entre sus
manos se dio, mágicamente, en segundos; supo echar de ver el cambio de funciones;
las formas entre aquellas manos compasivas y, después de todo aquel caos, surgió
como de entre compuertas abiertas una bellísima criatura alada centelleante,
como la primera, pero tan singular como nadie.
-Existe el misterio. ¿Hubiera querido nacer
esta candelilla si supiera que ha de morir mañana?- Lo ojos del abuelo
inquirieron, sin exteriorizar palabra.
Saivita se preguntó: -¿Por qué se elegiría
volver a nacer si el fin es siempre el mismo? ¿Puede ser deliberado el
surgimiento de la primera célula? ¿Quién decreta el destino de este pequeño
habitante del mundo?-
-Mejor pregunta por qué está aquí contigo,
siguiendo el mismo ciclo de aniquilación y resurgimiento.- Contestó Amón
soltando la mariposa sobre una gota de néctar que ofrendaba un loto inmaculado.
Continuará- 7-
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