¿Por qué, entonces? Si Dios, te reconoce ¿te sientes
incompleta?
Has conseguido ser exitosa, lograste el reconocimiento de
todo tu alrededor, pero no te sientes satisfecha. De seguro trabajas como una
profesional y haces bien tu trabajo, eres líder, te sientes orgullosa y ahora
deseas ser madre y esposa.
Si te pregunto quién eres, ¿qué responderías?
¿Profesional, madre, esposa, hija, líder? ¿Todas ellas? ¿Tú
te encuentras en todas?
Ésta mujer que describes ¿quién era antes de adquirir
todas esas potencialidades?
¿Lo recuerdas?
Una beba mofletuda tambaleándose entre los brazos de su
madre.
Dirías que esta que eres ahora, ¿O eres la misma niñita
indefensa?
Tal vez tu niñez haya sido difícil, tus padres no te
reconocieron o creciste a merced de ellos, te sentiste sola y malentendida.
Entonces trabajaste sin descanso para que “alguien” en el mundo te descubriera
al fin. Ahora enumeras tus logros y te sientes orgullosa.
Ese Dios al que tanto rogaste, ¿Fue el que te remuneró
tanto esfuerzo, porque eres buena?
Yo te pregunto ¿Sabes quién eres con todo lo que has
logrado? ¿Tú eres, esos logros?
¿Quién serías si te quitasen todos los diplomas?
Entonces quién eras aun antes de nacida, que hiciste tú
para que tu cuerpo se desarrollara en el vientre de tu madre, qué fue lo que
hicieron tus padres para que te implantaras en el útero. ¿Tus padres manejaron
ése momento? ¿Manipularon el hecho de que nacieras, sana? ¿Lo hiciste tú?
No. Entonces ¿Tú no existías en ese momento? Pues sí.
Entonces ¿Podrías estar ahora tan orgullosa de lo que conseguiste?
Tu cuerpo, tu nacimiento y hasta tus pensamientos son una
suma de elementos. Tu cuerpo es la consecuencia de la unión de células de tu
madre y tu padre. Los pensamientos de tus progenitores alimentaron tus propios
pensamientos. Tu forma de vida no es diferente a la de otra criatura. Las
imágenes que te rodean, te ha proveído de deseos de imitar. Todas las cosas que
conseguiste, no son más que eso, COSAS.
¿Crees que tú eres eso?
El éxito es solo un adorno para ti, algo que podría cambiar
en cualquier momento, Cuando tu mente desee otra cosa, te sentirás, primero,
incompleta, infeliz; en cuanto consigas dicha meta, otro deseo le sucederá.
Recuerda el discurso de otras mentes: “tienes que…”
Recuerda tu propio discurso: “seré feliz cuando consiga…”
¿Llevaste a cabo todos los mandamientos?